Los duques de Osuna y sus hijos

Autor: 
Francisco de Goya y Lucientes

Ubicación: Sala 34. [P739]

Cronología: 1787
Técnica: Óleo
Soporte: Lienzo
Medidas: 225 cm x 174 cm
Escuela: Española
Tema: Retrato
Expuesto: Si
Procedencia: Donación duque de Tamames y demás herederos del duque de Osuna, 1897

El retrato de la familia de los Duques de Osuna nos sitúa ante un potente discurso respecto a los géneros y nos da la oportunidad de sacar a la luz la lucha de algunas mujeres de la nobleza por conquistar espacios y desarrollar una actividad social significativa en el ámbito público. Mª Josefa Alonso Pimentel, condesa-duquesa de Benavente por herencia familiar, y duquesa de Osuna por su matrimonio, fue una de esas mujeres.

Los discursos sobre la familia y el amor maternal se refuerzan en el siglo XVIII, pero el discurso que triunfará muy significativamente será el de la diferencia educativa de niños y niñas en función de lo que socialmente se esperaba de ellos y ellas. El carácter protector del padre queda señalado en la relación que sus manos establecen con los cuerpos de su esposa e hija mayor; las niñas, vestidas como su madre, buscan y reciben protección, y portan abanicos en sus manos, abanicos con los que pueden aprender lenguajes de comunicación amorosa. El matrimonio, salvo casos excepcionales, es su opción de futuro; los niños, aunque más pequeños, se mantienen autónomos con juguetes que emulan futuras opciones profesionales.

La diferencia en opciones de futuro afectará a la posición social y relaciones de poder entre los géneros en el ámbito privado y en el ámbito público. Los límites profesionales seguirán siendo muy cerrados para las mujeres al ponerse límites a sus posibilidades de formación y, por tanto, a su incorporación a las profesiones liberales.

El matrimonio Osuna fue uno de los más significados en la Corte por su riqueza, su inquietud cultural y su mecenazgo con literatos y artistas, entre ellos el propio Goya. Contagiados del espíritu de la Ilustración, se comprometieron con instituciones con voluntad reformista como la Sociedad  Económica de Amigos del País de Madrid, que presidió el duque de Osuna. A pesar de la resistencia  a dar entrada a las mujeres, su constancia reivindicativa  acabó dado resultado y en 1787 se creaba la Junta de Damas de Honor y Mérito, de la que inicialmente formaron parte catorce mujeres bajo la presidencia de Mª Josefa Alonso Pimentel. En la polémica sobre la conveniencia o no de admitir mujeres en la Sociedad Matritense participó la escritora y traductora aragonesa María Josefa Amar y Borbón, que la defendió enviando su memoria Discurso en defensa del talento de las mujeres y de su aptitud para el gobierno y otros cargos en que reemplean los hombres. Ella fue una de las primeras socias admitidas. La burguesía y la nobleza empezaban a acercar miradas.

La Junta desarrolló una importante labor para fomentar la educación femenina, mejorar las condiciones de vida en los centros de acogida de niños -la inclusa- y las cárceles de mujeres. Se posicionó críticamente respecto a ciertos proyectos legislativos e impulsó las primeras campañas de vacunación en España y las colonias americanas. Su activismo desde la cercanía a los espacios de poder posibilitó el inicio de cambios en lo que más tarde llamaremos políticas sociales, especialmente para las mujeres y la infancia.

El pequeño Pedro de Alcántara, que aparece sentado en un cojín, llegó a ser director del Museo del Prado entre 1821 y 1823.

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